1. Ayuda a controlar el colesterol: el aceite de oliva reduce la cantidad de LDL (conocido como colesterol malo) que circula por el organismo.
2. Previene las enfermedades cardíacas: esto ocurre precisamente al controlar los niveles de colesterol y evitar así que las arterias se obstruyan con las placas de grasa que viajan por la sangre.
3. Protege el corazón: según las investigaciones, el aceite de oliva actúa contra los daños causados por los radicales libres y tiene propiedades antioxidantes.
4. Ayuda a reducir la inflamación del organismo: el efecto se debe a la presencia de vitamina E y otras sustancias antiinflamatorias en su composición.
5. Previene el envejecimiento prematuro: esta acción se debe a la lucha contra los radicales libres, relacionados con el envejecimiento de las células.
6. Reduce el riesgo de cáncer y enfermedades inflamatorias crónicas: como ya se ha mencionado, el aceite de oliva es rico en sustancias antiinflamatorias.
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Aunque existen varios tipos de aceite de oliva, el que se ajusta a la definición de extra virgen es considerado por los expertos el más saludable. «Esto se debe a que no pasa por procesos de refinado y así se conservan sus nutrientes».
El aceite de oliva se considera una «grasa saludable» para el cuerpo humano y añadirlo a la dieta diaria puede tener un impacto positivo en la salud: desde aliviar la hipertensión arterial hasta ayudar a perder peso.
